martes, 21 de enero de 2014

La responsabilidad de enseñar, el arte de compartir.

Buenas... este post igual tienes que leerlo comenzando por el final,  o bien tener fe y pensar que, a pesar de todo, el título está relacionado con esta entrada... 
Nota aclaratoria para aquellos que no conozcan todavía Masterup, es "el nuevo Máster Oficial en “Creación de empresas, nuevos negocios y proyectos innovadores” de la Universidad de Cádiz, diseñado y organizado por la Cátedra de Emprendedores de la Universidad de Cádiz, premio nacional 2012 Universidad-Empresa."

Este máster, como suele ser habitual, esta dividido en unidades formativas, llamadas módulos, en las que se agrupan tanto clases fundamentalmente teóricas, dadas por profesores de la Universidad y expertos en la materia que se este tratando, con otras sesiones, basadas más en la experiencia vivida en primera persona. Para estas sesiones de externos, los coordinadores del máster cuentan con la participación de personas que ellos estiman tienen algo que aportar respecto a la temática del módulo en cuestión... y ahora viene lo bueno, lo realmente bueno... para el módulo que mañana empieza, el de cooperación innovadora, alguien de la Universidad de Cádiz ha considerado interesante para sus alumnos que el que aquí te escribe comparta con estos, durante una sesión, su experiencia a lo largo de los últimos años. ¡Toma ya! Y ahora vas, y lo cascas... que diría aquel...

Lo primero que debo hacer es reconocer la satisfacción y orgullo que supone para mí, tras haber sido alumno de carrera y máster en esta universidad, que te inviten a acudir en calidad de externo cuando, en mi MBA, también en la UCA, con diferencia fueron estos los que mejores sensaciones nos dejaron con sus clases y vivencias. Sin embargo, esas sensaciones iniciales se tornan rápidamente en responsabilidad, gran responsabilidad, porque los alumnos que se inscriben en un máster no suelen ser alumnos "normales" (en el sentido estadístico del término) y quizás menos aún en este máster tan atípico. Suelen ser personas que tienen un especial interés en aprender, personas que se sacrifican enormemente para acudir cada día a las clases, en ocasiones compatibilizadas con su trabajo, que entran cada tarde al aula esperando que quien se encuentre delante suya tenga como mínimo las mismas ganas que ellos y, al menos, la voluntad de compartir aquello que conoce de la forma adecuada para que les aporte de algún modo en sus experiencias futuras. Personas por las que no va a quedar el éxito de la sesión y esto, al asumirlo, te responsabiliza.

Hoy no es momento de hablar de cooperación innovadora, el próximo lunes sí haré un post resumen con lo aprendido gracias a intentar compartir (enseñar me parece duro), pero sí que me gustaría concluir con el objetivo que me he marcado para esa clase... mi objetivo es no tener que acabar pidiendo perdón a los alumnos. Sí, perdón. Perdón tal y como hace, en una escena de la película El Médico, el personaje Jesse ben Benjamin a su aprendiz (Rob Cole). En esa escena, a la conclusión de una clase de filosofía, el maestro sorprende al alumno rogándole que le perdone por no haber sabido encontrar la forma de hacerle llegar los conocimientos que pretendía compartirle.

Por todo lo anterior, concluyo con el título del post: "La responsabilidad de enseñar, el arte de compartir", que Dios les coja confesados (a los alumnos, claro).

Os dejo el trailer de la película, personalmente me encantó.

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